Hay muchas cosas en esta vida que no tienen precio. La sonrisa de un hijo, una palabra de amor, la caricia de un padre o una madre. Pero hoy quiero referirme a una en específico. Es la de caminar por nuestra ciudad, nuestro lugar. Sólo los que vivimos lejos de ella podemos apreciar en su justa medida el valor incalculable de transitar por un 'escenario' conocido, en el cual hemos crecido, llorado, reído, en el que nos hemos convertido en lo que somos.
Las calles, los edificios, incluso el cielo y el aire puede ser similar en otros lugares, pero nunca es el mismo. Aún así sigo intentando hallar en vano aquel detalle, aquel pedacito de algo que me induzca a cerrar mis ojos y pueda sentirme en casa.
3 comentarios:
Amiga,debido a mis circunstancias puedo decirte algo, nos quejamos de no estar en el lugar a donde pertenecemos, y cuando volvemos a el ya no pertecemos alli, Yo he notado que no pertenezco a ningun lugar, es una ficcion de nuestra mente, te lo aseguro, cuando volvemos ya no es el mismo, nuestro samigos han hecho una vida de la cual nos hemos desconectado,y tu ya no estas al ritmo de las cosas,me ha pasado queme he sentido fuera de las rutinas d elos demas ylos demas tienen que seguir, hacen un alto para saludarnos y siguen, Mas alla de que ya no sonara el telefono y sera cierta gente que siempre estuvo y que ya no esta y entonces lo que recuerdas es el vacio, Uno quiere ser del lugar que dejo pero ya ni el lugar que uno dejo es el mismo no nosotros tampoco. Si estuvieras por mucho tiempo te sentirias desconectada y mal, lo que vale es el presente, esa es tu vida, y no te quejes.... Parece duro, es asi. te quiero mucho.
Los lugares tienen su vida. Y cuando estamos fuera de ellos los extrañamos. Comprendo perfectamente lo que dices, porque a mi me pasa esto aunque solo haga unos días que no paso por algún sitio especial para mi. Por ejemplo, me pasaría si estuviera mucho tiempo sin pesar una baldosa como de la que has puesto la foto.
FELIZ 2009!!!
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